SOBRE MÍ

"Estás en buenas manos"
 

Mi nombre es Alejandra, y quien me conoce bien, lo sabe,

yo soy más de OBSERVAR y ESCUCHAR las historias de los otros que de CONTAR las mías propias.

Sin embargo también llevo mucho tiempo haciendo un gran trabajo de escucha interior, formaciones muy experienciales y mi propia terapia personal, que me han permitido además comprender mejor mi misión como psicóloga.

Cuando tenía 8 años operaron a mi abuelo, al ir a verle al hospital sentí mucho miedo, imaginaba cosas terribles sobre su aspecto físico, su dolor y su soledad, no pude ni entrar en la habitación. A partir de ese día realmente sentí fobia hacia los hospitales. A mis 13 años mi padre sufrió un infarto, y la entrada en el hospital y visitas ya fueron inevitables durante los periodos de ingreso que siguieron. El miedo se desvaneció y se sustituyó por la enorme felicidad de seguir teniendo a mi padre conmigo. En aquel momento apareció también mi curiosidad por buscar maneras de aliviar el sufrimiento de los demás.

Movida por este propósito de ayudar a personas enfermas, durante los años de universidad me dediqué como voluntaria a acompañar a niños y adolescentes con cáncer en el hospital y en campamentos de verano a través del juego. ¡¡Cuántas lecciones de vida aprendí sobre las ganas de vivir, la capacidad de adaptación y el coraje gracias a cada uno de ellos!!

Durante mi juventud mi pasión por viajar y conocer otras culturas y puntos de vista me llevó a profundizar en mi especialización como psicóloga de la salud en otros países. En Inglaterra aprendí un enfoque muy científico y pragmático trabajando con personas con fatiga crónica y discapacidad, enriquecido por mi posterior experiencia en Francia con personas con cáncer, donde me nutrí de la influencia del psicoanálisis, una perspectiva mucho más simbólica y filosófica.

En mi etapa adulta la vida también me ha llevado a experimentar en mi propia piel el malestar asociado al estrés (responsabilidades familiares, conciliación, pérdida de seres queridos...): tiroiditis, episodios de afonía, problemas de piel sin causa médica aparente, medicamentos, decepción, incertidumbre... hasta que pude hacerle frente, ir a la raíz del problema a través de mi propio proceso de psicoterapia y prácticas de auto-cuidado.

Me declaro convencida de que la medicina (entendida como ciencia) más potente, es la que adapta e integra todos los recursos curativos y re-equilibrantes conocidos (psique, alimentación, espiritualidad, movimiento, arte, fármacos...) a las necesidades de cada uno, no la medicina que nos obliga a adaptarnos a sus medios y herramientas (farmacología) como único canal de curación.

Recuerdo el caso de una mujer de 50 años (B.) que llevaba 3 años conviviendo con un fuerte dolor a raíz de una cirugía, lo cual le había obligado a renunciar a casi todo: trabajo, relaciones sociales, de pareja, ocio... "Vivo por y para este dolor", me decía ella. Acompañarla a deshacerse de ciertas creencias que le generaban ansiedad (originadas en su infancia), a comprender algunos de los patrones que contribuían a su malestar (aprendidos en su adolescencia), y ver cómo después de 4 meses de terapia retomaba su puesto de trabajo, sus relaciones y lo celebraba yéndose de viaje a Oporto, fue un auténtico REGALO.


 

2021 Alejandra Cano, Psicóloga y Psicoterapeuta | Todos los derechos reservados.
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